CONVIVENCIAS Y ASAMBLEAS PARROQUIALES

En este espacio se irán exponiendo trabajos, conclusiones, fotos u otras cuestiones que se surjan de convivencias y/o asambleas de toda la Parroquia.
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PARROQUIA DE SAN BARTOLOMÉ - JAÉN
MEMORIA
CONVIVENCIA PARROQUIAL 2008
¡LANZARSE AL AGUA!

5 de octubre de 2.008
Seminario Diocesano



HORARIO

10:00       Acogida
10:15       Oración
10:45       Presentación convivencia y objetivos.
11:00       1º bloque: Las aguas que nos encontramos.
12:00       Pausa.
12:15       2º bloque: Encontrarse con Jesús que anda sobre el agua.
13:45       Pausa – aperitivo.
14:15       Comida.
16:00       3º bloque: El agua en la que nado.
17:00       Pausa.
17:15       4º bloque: Olas, resaca y calma.
18:00       Merienda.
18:30       5º bloque: Zambullirse.
19:30       Preparación de la Eucaristía.
20:00       Eucaristía.
21:00       Despedida.

MEMORIA CONVIVENCIA PARROQUIAL - 5/OCTUBRE/2008:
“¡LANZARSE AL AGUA!

1.                      SE HA DESARROLLADO en la sala gimnasio que hay en las instalaciones del Seminario Diocesano en la calle Juan Montilla.

2. En cuanto a LOS QUE HAN COORDINADO: Tras varias consultas a distintos catequistas y animadores de la Parroquia sobre si querían colaborar en la organización, la responsabilidad finalmente ha recaído en el párroco D. José Lomas, Conchi Martínez, Mati Martínez, Javier Porras e Hilario Gómez: dos catequistas, un animador de varias áreas, y un miembro de cáritas respectivamente. Hemos mantenido 2 reuniones preparatorias.
  Esta actividad surge como demanda del Consejo y la Comunidad Parroquial que ve necesario buscar un espacio donde todos los grupos parroquiales compartan oración, formación y convivencia para conseguir mayor coordinación, entendimiento y comprensión, en definitiva, fomentar nuestro sentimiento de Iglesia.
 
3. LOS OBJETIVOS QUE NOS PLANTEÁBAMOS  
A.  Mejorar el conocimiento y el ambiente de convivencia entre los distintos miembros de grupos parroquiales:

·       Al comienzo del encuentro se presentan los participantes e indican los grupos y tareas en que participan dentro de la parroquia. 
·       Hubo un pequeño aperitivo antes de la comida compartiendo lo que cada uno trajo, pudiendo intercambiar ideas sobre el trabajo en la Parroquia al igual que posteriormente en la comida que nos sirvieron las monjas del Seminario.
                                                                                                                                                        
B.     Fomentar el encuentro personal con el Señor:

·       Oración al comienzo del encuentro compartida entre todos: “ORACIÓN INICIAL” Y “SEÑOR, TE ENTREGO MI NAVE (ANEXO I y II).
·       En el 2º Bloque: “Encontrarse con Jesús que anda sobre el agua”, se nos entrega un material con textos, dibujos e incluso pasatiempos que nos ayudan a orar y encontrarnos con el Señor a solas cada uno con Él. Estuvimos casi una hora y media en oración silenciosa por el entorno del Seminario.  (ANEXO  III ).
·       Por la tarde preparamos la Eucaristía y la compartimos en la Capilla del Seminario  

C.       Motivar y afianzar el compromiso personal de trabajo en la parroquia y en el grupo parroquial concreto.

·        En el primer bloque: “Las aguas que nos encontramos”, se realizó una dinámica en que cada uno iba diciendo los tipos de aguas que existen tales como: de río, botijo, destilada, fecal, pantano, estanque, purificadora, del mar, de colonia, embravecida, cascada, fecales, termal, torrente, lluvia, nieve, embotellada, de tempestad, de acuario, charco, con gas,…. Después cada uno tuvo la  ocasión de identificar la  situación de  la Comunidad Parroquial con algún tipo de agua de las nombradas. Destacaron:
o        Como un estanque, en calma
o        Como un río tranquilo, que discurre sin sobresaltos.
o        Como agua destilada o embotellada, pura, sin mancha.
o        Como un agua fecal, demasiado estancada.
o        Como una cascada,
o        Como agua de lluvia, buena o mala según la intensidad y el momento de cada uno.
o        Como agua de tempestad
o        Como de un acuario, 
o         Como de un charco, provisional
o        Con gas

·                 En el cuarto bloque: “El agua en la que nado”, basándonos en los tres momentos del mar: OLAS, RESACA Y CALMA, se trabajaron varios textos:
o        ANEXO IV: Las OLAS, destacamos frases de los textos con las que nos identificamos a la hora de analizar las principales dificultades encontradas en nuestros pequeños y grandes compromisos cristianos del presente y del pasado:
§         Cristiano distinto a comprometido
§         No considerar el compromiso como una “obligación”
§         Encerrarse en la propia intimidad, quedarse el Evangelio para sí mismo.
§         Descompensación entre AMOR-SERVICIO-ORACIÓN
§         No ir al encuentro del Hermano, Fe sin obras.
§         Falta de testimonio, de honestidad, de resultados (miedo al fracaso)
§         Lavarse las manos ante la injusticia
§         Juzgar a los demás
§         Impotencia, ir contracorriente
§         Desunión
§         Desconfianza
§         No hacer atractivas nuestras tareas

Compartimos ejemplos de compromisos cristianos personales de cada uno y comparamos las dificultades encontradas.

o        LA RESACA: ¿Qué hace que abandonemos nuestros compromisos?
§         Nos quemamos
§         Falta de tiempo: la familia y las actividades caseras y laborales nos absorben
§         Está en escalafón bajo de nuestra cadena de valore, o prioridades.
§         No  identificaba mis ideas con las del grupo
§         Dificultades para dar resultados
§         Falta de ilusión, pereza,…


o        LA CALMA: …y entonces descubrimos que Dios estaba con nosotros tendiéndonos la mano como a San Pedro en el lago… Compartimos momentos personales en qué sentimos esa mano acogedora que nos hace salir a flote, superando miedos y animándonos a seguir.
§         Lo vemos en los trabajos diarios
§         En los otros, en el familiar o amigo enfermo o necesitado, en nuestro trato con los demás.
§         Se siente consuelo y ganas de seguir para adelante.

o        Finalmente se entrega el  ANEXO V: DECÁLOGO DEL COMPROMISO MODESTO Y SIGNIFICATIVO que ayude a la hora de escoger un compromiso cristiano concreto.
      
·                 En el quinto bloque: “Zambullirse”, realizamos la dinámica de las peceras (grupos parroquiales) en la que cada uno personalmente deseaba trabajar y fue escogiendo. Además analizamos escuetamente el funcionamiento de cada uno según su propia experiencia y cómo mejorarlo. Posteriormente y personalmente, cada uno realizó el cuestionario ANEXO VI, en donde reflexionó sobre sus posibilidades de compromiso para éste curso en la Parroquia. Dentro de éste apartado cada uno tuvo ocasión de expresar el por qué de su compromiso o no compromiso y manifestar su opinión sobre el funcionamiento de la Parroquia en general, saliendo un tema que afecta a todos y que es la LIMPIEZA de las habitaciones y salones parroquiales que deja mucho que desear, achacándolo a la dejadez de los animadores de los grupos que trabajan en ellos pero también a la falta de limpiadora para estas zonas por donde pasan muchos niños a lo largo de la semana, ya que sólo limpian en el Templo y planta de abajo. Quedamos todos en transmitir ésta inquietud a quienes no asisten a la convivencia y algunas personas se ofrecieron a crear un grupo de limpieza.
                                                                                                                                                                              
4. En cuanto al  GASTO FINAL :
                                               GASTOS                                                                                           
-     Fotocopias: cubiertos por la parroquia y organización                
-     Aperitivo: Parroquia y asistentes
-     Comida: Parroquia (en la Eucaristía la colecta se destina a ayudar en el gasto) 
-     Materiales:  aportados por Parroquia y organización

5. VALORACIÓN CUANTITATIVA Y CUALITATIVA.
          - Valoración cuantitativa:
·             Horas de dedicación:
o                   Preparación: 15 horas
o                   Realización: 10 horas. Se empezó  a las 10 y acabamos a las 20 h.
·             Número de responsables: 5  .  
·             Número de participantes: Asisten 34 personas  de los grupos parroquiales de Cáritas, catequesis, cofradías del Cristo de la Expiración y Virgen del Carmen, Scout, conferencias de San Vicente de Paúl, … Algunos asisten media jornada por motivos personales y de algunos grupos sólo acuden unos pocos. Teniendo en cuenta que habitualmente colaboran unas 80 personas como mínimo como catequistas, responsables, miembros de directivas o animadores en general, aún se hace necesaria una mayor participación.

-                                                            - Valoración cualitativa(calidad): Se retoma en la Parroquia ésta sana costumbre de encontrarnos en una convivencia todos los grupos de la Parroquia. Se ha realizado cerca de nuestro entorno para facilitar la asistencia del mayor número de personas. Tanto la temática como los animadores ha sido lo mejor valorado por los participantes seguido de la metodología. El resto de aspectos se valoran en general como buenos por lo que consideramos que los objetivos se han conseguido. De todas formas en las observaciones realizadas hay que mejorar algunos aspectos como la información previa de la convocatoria o la necesidad de que sean otras personas las que preparen posteriores encuentros para que se sientan también implicados en la organización. No es muy relevante los aspectos negativos pero la mala relación entre participantes que han observado algunos debería tenerse en cuenta e ir solventándola.
-                                                            En lo que más ha gustado destacar la Oración y quienes dicen que todos los contenidos le han gustado.
-                                                             
6.  CONCLUSIÓN FINAL
Siempre se echa de menos más gente, algunos grupos tenían poca presencia, pero prácticamente todos estaban representados. Creemos importante que todos los participantes transmitan lo que allí se habló. Para ello elaboramos ésta memoria, para hacerla llegar a los que no pudieron o no quisieron asistir. En ella incluimos el material utilizado que esperamos todos podamos aprovechar al máximo.
                Todos salimos con la sana intención de repetir estas convivencias periódicamente por lo positivas que son para mejorar el sentido comunitario y de Iglesia de nuestra fe, aspecto que, sin esperarlo, se vio reforzada por la inesperada visita del Sr. Obispo y de D. Rafael Higueras, los cuales nos dirigieron unas palabras de aliento en nuestra tarea diaria en la Parroquia.
  


 RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN          
CONVIVENCIA PARROQUIAL 2008 –
                                                      5 DE SEPTIEMBRE DE 2008
-          34 PARTICIPANTES
-  Realizan el cuestionario de evaluación: 21 participantes
QUE TE HA PARECIDO...
MUY MALA

MALA

BUENA
MUY
BUENA
NO CONTESTA
1. La TEMÁTICA, los contenidos tratados


14
7

2. La  METODOLOGÍA de trabajo, las técnicas empleadas,


17
4

3. La RELACIÓN entre los/as participantes, el clima grupal, el intercambio y la comunicación 
1
2
13
3

4. La labor de los ANIMADORES, su capacidad de comunicar y hacer participar.


15
6

5. Las condiciones MATERIALES (locales, mobiliario, recursos técnicos, etc)


18

3

6. Las condiciones de calendario y HORARIO (fecha, horarios, etc.)


19

2
7. Cómo valoras TU PARTICIPACIÓN en la Jornada

1
17
3

8. Cómo valoras TU APROVECHAMIENTO, el aprendizaje recibido.

1
15
3
2

9. ¿Qué es lo que más te ha gustado de los temas tratados?
-          Todo. (4)
-          La 2ª y 4ª parte
-          Han sido dinámicas y participativas
-          El tiempo libre (suficiente)
-          La oración personal, aunque ha sido corta (3)
-          La Eucaristía y la participación
-          La convivencia que hemos tenido todas las personas, que hemos podido compartir y pasar un rato muy agradable, la convivencia ha sido muy buena ya que sin ella no hubiéramos podido tratar los temas que afectan a todos los grupos parroquiales.
10. ¿Qué es lo que mejorarías respecto a estos temas para posteriores convivencias?
-          Que lo preparen otras personas, que valoren el tiempo que se necesita y el trabajo que supone para que todo esté cuestionado. (2)
-          No terminar tan tarde
-          Enviar el horario a los participantes de la convivencia antes  (3)
-          Alguna dinámica de más moverse o participar mezclándose los miembros
-          Dinámica de presentación de los diferentes participantes.
-          No me dejan concentrarme

ALGUNOS CONTENIDOS:
ANEXO I ORACION INICIAL

Señor, consciente de nuestra debilidad y de nuestra necesidad de renovación, te pedimos: quédate con nosotros a lo largo de este día de encuentro para, escuchándonos mutuamente y a la luz de tu Palabra, sepamos descubrir qué conversión necesitamos y qué caminos debemos emprender.
Envíanos tu Espíritu y que él renueve desde dentro, revitalice y fecunde nuestra comunidad parroquial para que seamos de veras tu pueblo. Un pueblo que marcha por los caminos de nuestro tiempo; un pueblo, signo visible de tu amor para con todos; un pueblo movido por el deseo de dar respuesta a los temores y esperanzad de tantos hermanos nuestros.
Señor, haz de nosotros un pueblo que ame la justicia y te busque en los más pobres; un pueblo en ambiente de fiesta porque vive la alegría de reunirse en torno a ti. Que por nuestro testimonio, los hombres y mujeres que nos rodean descubran en la Iglesia tu verdadero rostro.
Te lo pedimos de todo corazón, unidos a tu Hijo Jesucristo, guía y hermano nuestro, que contigo vive y reina por siempre. Amén.


ALEGRE LA MAÑANA


Alegre la mañana que nos habla de ti,
alegre la mañana. (bis)

En nombre de Dios padre, del Hijo y del Espíritu
salimos de la noche y estrenamos la aurora;
saludamos el gozo de la luz que nos llega
resucitada y resucitadora.

Bendita la mañana que trae la gran noticia
de tu presencia joven en gloria y poderío;
la serena certeza con que el día proclama
que el sepulcro de Cristo está vacío.



Evangelio de San Juan  21, 1-14

Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.» El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Jesús les dijo: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.» Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
            
ANEXO II
ORACIÓN: SEÑOR, TE ENTREGO MI NAVE
Señor, no sé si es nueva llamada tuya, es enfermedad o imaginación mía…
lo que ahora siento.
Ya sabes. A veces, veo que la vida corre a velocidades de vértigo.
Veo la nave de mi vida, no a la deriva, pero sí muy vacía.
Las horas y los minutos pasan.
¡Y cuánto se puede amar en un minuto!
La vida, como el agua, se evapora,
y quedan mis campos - ¡tantos campos!- sin sembrar.
¿Me faltan las semillas?
¿Las lanzo sin convicción?
¿No tienen calidad?
¿Sueño en vez de …lanzarlas?
Creo que Tú nos quieres felices a todos,
y yo podía sembrar mucha más felicidad a mi alrededor.
Nos quieres en paz,
y no la he construido con lucidez, constancia y audacia.
Y me quedo muy corto a la hora de apostar por la utopía…
Nos quieres más hermanos,
y no he contribuido demasiado a un mundo de fraternidad
con decisión y coraje.
Más bien he dejado crecer a mi alrededor
racismos, desuniones, mediocridades.
Nos quieres a tu imagen,
y me veo copia borrosa, difícilmente identificable…
No creo que todo sea puro remordimiento,
insatisfacción, frustración por ser tan enano.
Me miro, Señor,
y me pregunto si es amor lo que me aguijonea,
si es remordimiento,
si vivo un consumismo espiritual,
si busco eficacia inmediata,
si es un mecanismo encubierto…
O a lo mejor, Señor, he tomado más conciencia
de lo que soy y de lo que Tú eres,
de lo que yo puedo y de lo que Tú exiges.
Por eso, lo que se me ocurre es pedirte, Señor,
más luz para ver claro,
más amor para amar mejor,
más fuerza para darme totalmente.
Ayúdame a dar
el máximo contenido humano a mi vida en cada minuto.
Quiero ser para todos.
Y quiero que cada uno sea lo más importante para mí.
Tan importante como Tú.
Que mi vida acerque a los hombres entre ellos.
Y a todos Contigo.
Yo, Señor, cuento, sigo contando contigo.
Quiero que Tú puedas realmente contar conmigo.
Gracias, Señor. Confío.
Te entrego mi nave. Haz Tú de capitán.
(Alfonso Francia)
ANEXO III
JESUS CAMINA SOBRE LAS AGUAS »

Evangelio

Inmediatamente después Jesús obligó a sus discípulos a que se embarcaran; debían llegar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Jesús, pues, despidió a la gente, y luego subió al cerro para orar a solas. Cayó la noche, y él seguía allí solo. En tanto, la barca estaba ya muy lejos de tierra, y las olas le pegaban duramente, pues soplaba el viento en contra. Antes del amanecer, Jesús vino hacia ellos caminando sobre el mar. Al verlo caminando sobre el mar, se asustaron y exclamaron: “¡Es un fantasma!” Y por el miedo se pusieron a gritar. En seguida Jesús les dijo: “Animo, no teman, que soy yo.” Pedro contestó: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre el agua.” Jesús le dijo: “Ven.” Pedro bajó de la barca y empezó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero el viento seguía muy fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: “¡Señor, sálvame!” Al instante Jesús extendió la mano y lo agarró, diciendo: “Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?”
Subieron a la barca y cesó el viento, y los que estaban en la barca se postraron ante él, diciendo: “¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!”

Homilía

Cristo despidió a la multitud, y a sus discípulos los hizo subir a la barca, pero Él subió al monte solo. Después de haber hecho el milagro con la multitud y dejado un encargo a sus discípulos, el retiro voluntario de Jesús se nos ofrece como meditación e invitación a cada uno de nosotros.
Muchas veces la gente confunde soledad con aislamiento. La soledad en tantos y tantos momentos de la vida es no sólo conveniente sino necesaria. La soledad desvela nuestras carencias y riquezas y nos hace entender de verdad quienes somos. Hay personas que tienen miedo no a quedarse a solas sino la soledad, no la aguantan ni la toleran, les es muy costoso encontrarse consigo mismo.
¿Estás interiormente vacío? ¿Por qué crees que hay personas que prefieren el bullicio al silencio?
Los discípulos estaban ya lejos cuando se encontraron con una tormenta. Sienten miedo… En el Evangelio una y otra vez se nos dice: “no tengan miedo…” El miedo es algo connatural al ser humano. Hay miedo a todo lo que desconocemos y a lo que conocemos. Hay personas que son auténticos nidos de miedos interiores donde el temor se ha convertido en su única referencia.
En la vida espiritual el tener miedo tiene un doble y preocupante significado:
1.                  Muchas veces se tiene miedo porque no se confía de verdad en Dios.
2.                  El miedo exterior puede perturbar nuestro interior, ya que, al perder la serenidad, se pierde el control mental y el equilibrio emocional.
Pedro se asusta. Es un hombre osado, pero lleno de temor por lo que estaba ocurriendo a su alrededor, y así y todo es capaz de querer ir con Jesús, a su lado. No dijo: Mándame ir sobre las aguas… sino que dijo: mándame ir a ti… Sacar fuerzas de nuestros propios miedos para pedir al Señor que queremos estar con Él, en su dirección, a su lado; qué bonita enseñanza nos deja el apóstol.
¿Eres capaz de confiar plenamente en el Señor? ¿Cuándo comienzas algo en tu vida intentas ponerlo en manos del Señor?
Jesús le pide a Pedro que venga hacia Él. Pedro anda sobre el agua al fiarse de Jesús. ¡Cuántas veces nos movemos por aguas inseguras e incluso peligrosas y sólo Dios es quien no nos deja que nos hundamos en nuestros propios miedos!
Pedro se puso a andar en dirección a aquel a quien tanto quería. Su desconfianza estaba motivado por la fuerza del viento y, aunque estaba caminando en la dirección correcta apareció de nuevo el temor y comenzó a hundirse. Cuando la fe le sostenía se mantenía, desde que la fe le faltó empezó a desequilibrarse. El hundimiento de nuestros espíritus se debe a la debilidad de nuestra fe.
Somos débiles porque nuestra fe es débil. El verdadero creyente nunca se hunde del todo. Pedro empieza a gritar a Jesús: “¡Sálvame, Señor!” y nos deja así una enseñanza permanente para nuestra vida: también nosotros tenemos que pedir desesperadamente la salvación de Dios.
Jesús le salva del peligro agarrándolo. Es una escena parecida a la que vemos en esos ya frecuentes salvamentos marítimos que nos ponen por televisión, pero este es un salvamento más completo: le devuelve la vida que se perdía por momentos y le da motivos más que convincentes para seguir viviendo; en una palabra: le salva.
La mano de Cristo siempre está extendida para salvar al que lo necesita.
Cuanto más creamos menos dudaremos. Todas las dudas y temores que nos desalientan se deben a la debilidad de nuestra fe. Dudamos porque nuestra fe es poca y eso les pasó a los mismos discípulos que compartieron todo con Jesús y, sin embargo, fueron tan fáciles a la hora de dudar.
¿Cuáles son las seguridades de tu vida?
El Señor subió a la barca y se calmó el viento y la tempestad. Cuando Dios entra en la vida de una persona, a su interior, hace que cesen allí los vientos y las tempestades y nos trae su paz.
El método para permanecer tranquilos en medio de las pruebas de la vida, es el reconocer que Él es un Dios con nosotros, que está a nuestro lado pendiente de lo que nos sucede.
A este Evangelio se le dan dos interpretaciones. Lo menos importante es si Jesús caminó realmente sobre el agua o que la barca se acercó a la orilla llevada por el viento y el temporal; lo importante es que Jesús estuvo allí para ayudarlos. Cuando todo parecía irremediable, el Señor estaba en el sitio justo para ayudar y salvar.
Lo que ocurrió es una señal y un símbolo de lo que Él hace siempre por los suyos cuando el viento nos es contrario y estamos en peligro de que nos traguen las tormentas de la vida.
Pedro siempre en los peores momentos se agarró a Cristo, como muchos cristianos de hoy. Lo maravilloso de Pedro es que cada vez que cayó, se levantó otra vez; tiene que haber sido verdad que hasta sus fracasos le acercaron más y más a Cristo. Un santo no es el que no falla nunca, sino uno que se levanta y sigue adelante cada vez que cae. Los fracasos de Pedro sólo le hicieron amar más a Jesús.
* * *
1.                  ¿En qué momentos de tu vida sientes la presencia del Señor?
2.                  ¿Cuáles son los temores que has superado en tu vida?
3.                  ¿Te sientes salvado por el Señor?
4.                  ¿Qué es para ti ser santo?
5.                  ¿Eres co-salvador de los más débiles y necesitados? ¿Cómo?
Mateo 14, 22-33. ¡Señor, sálvame! Jesús se nos muestra con frecuencia recogido en oración. Él que venía a enseñar a los hombres estando en medio de ellos, se retiraba a  menudo para estar a solas con el Padre. Ese gesto ya era un modo claro de enseñarnos que hemos de retirarnos a la soledad para hablar con nuestro Padre.
Se ha dicho, y es verdad, que la oración es como el respirar del alma. En efecto, es imposible vivir una vida interior seria, de íntima unión con Dios, si no se hace mucha oración. Por otra parte, y dicho de otra manera, es imposible alcanzar la perfección cristiana sin hacer oración. Quizás por eso hay pocos santos, porque no hay muchos que hagan oración.
La oración es descanso del alma, fortaleza del espíritu, serenidad y confianza en medio de las más arduas dificultades. Orar es acercarse a Dios, hablarle, comunicarse con Él. De ahí que la oración levante el ánimo y alegre el corazón, ilumine nuestro camino y nos capacite para recorrerlo.
El texto nos narra también que los apóstoles bogaban en medio del mar encrespado, que el viento y las aguas estaban a punto de hundirles la barca. En aquella noche cerrada, las olas se agitaban y los vientos les eran contrarios. Jesús se les acerca entonces. Atónitos contemplan cómo anda sobre las aguas. Es un fantasma, gritan aterrados. Pero el Señor exclama: Ánimo, soy yo, no tengáis miedo. Fueron unos momentos que luego han pasado a ser un símbolo para todos los que se encuentran en medio de un peligro similar, esos momentos en los que parece que todo está perdido y nos hundimos en medio de la oscuridad que nos rodea. Entonces hemos de escuchar cómo también a nosotros nos dice que no tengamos miedo. Sí, el Señor está siempre cerca y nos anima.
Pedro, como tantas veces, intervino de modo un tanto atrevido. Y se pone a caminar sobre las aguas, hacia Jesús que le espera. Se sostiene por unos momentos, pero de pronto duda y comienza a hundirse. ¡Señor, sálvame!, grita asustado... Qué poca fe. Como tú y yo tantas veces. Pero no importa, acudamos como Pedro al Señor. También a nosotros nos tomará de la mano cuando todo parezca perdido y nos salvará.

No le tengas miedo a Dios
¿Dónde puede estar nuestra vida y nuestro futuro más seguros que en sus manos?

Cristo aparece en el Evangelio como el gran exorcista del miedo. Se hace hombre para librarnos de él. Nos enseña con el ejemplo de su vida, luminosa y sin angustias. Nos asegura que nuestra vida es preciosa a los ojos del Padre y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? ¿Del mundo? El lo ha vencido (Jn 16, 23). ¿A quiénes temer? ¿A los que matan, hieren, injurian o roban? Tranquilos: no tienen poder para más; al alma ningún daño le hacen (Mt 10, 28). ¿Al demonio? Cristo nos ha hecho fuertes para resistirle (1 Pe 5, 8) ¿Quizás al lujurioso o al déspota latente en cada uno de nosotros? Contamos con la fuerza de la gracia de Cristo, directamente proporcional a nuestra miseria (2 Cor 12, 10).

En el pasaje en el que camina sobre agua, Cristo avanza un paso más: tampoco debemos tenerle miedo a Dios.

Jesús se acercó caminando sobre las aguas a la barca de los discípulos. ¿Para darles un susto o con la intención de asombrarles? No. Se proponía solamente manifestarles su poder, la fuerza sobrenatural del Maestro al que estaban siguiendo.

Pero su milagro, en vez de suscitar una confianza ciega en el poderoso amigo, provoca los gritos de los aterrados apóstoles. Es un fantasma -decían temblando y corriendo seguramente al extremo de la barca-.

San Pedro es el único que domina su papel. Escucha la voz de Cristo: Soy yo, no temáis, comprende y aprovecha para proponerle un reto inaudito: caminar él también sobre las aguas. Y de lejos, traída por el fuerte viento, le llega claramente la inesperada respuesta: Ven.

Muy similar a aquella que todos los cristianos escuchamos en algunos momentos de nuestra vida. Después de haber conocido un poco a Cristo -aun entre brumas-, comenzamos a seguirle y, de repente, recibimos boquiabiertos la invitación de Cristo: Ven.

Ven: sé consecuente, sé fiel a esa fe que profesas.
Ven: el mundo está esperando tu testimonio de profesional cristiano.
Ven: tu hermano necesita tu ayuda, tu tiempo... tu dinero.
Ven: tus conocidos desean, aunque no te lo pidan, que les des razón de tu fe, de tu alegría.

Y la petición de Cristo sobrepasa, como en el caso de Pedro, nuestra capacidad. No vemos claramente la figura de Cristo. O dirigimos la mirada hacia otro sitio. El viento sopla. Las dificultades se agigantan... y estamos a punto de hundirnos o de regresar a la barca. Sentimos miedo de Cristo.

¡Miedo de Cristo! Sin atrevernos a confesarlo abiertamente, ¿cuántas veces no lo hemos sentido?

¡Miedo de Cristo! Esa sensación de quererse entregar pero sin abandonarse por temor al futuro...
¡Miedo de Cristo! Ese temor a afrontar con generosidad mi pequeña cruz de cada día.
¡Miedo de Cristo! Esa fuente de desazón y de intranquilidad porque, claro, el tiempo pasa, y ni realizo los planes de Dios ni llevo a cabo los míos.

¿Cómo se explica ese miedo de Dios? ¿Dónde puede estar nuestra vida y nuestro futuro más seguros que en sus manos? ¿Es que la Bondad anda maquinándonos el mal cuando nos pide algo? ¿Es que Él no es un Padre? ¿Por qué, entonces, le tememos? ¿De dónde proviene ese miedo?

Sólo hay una respuesta: de nosotros mismos. El miedo no es a Dios. Es a perdernos, a morir en el surco. Amamos mucho la piel como para desgarrarla toda en el seguimiento completo de Cristo.

Y Cristo no es fácil. Duro para los amigos de la vida cómoda y para quienes no entienden las duras paradojas del Evangelio: morir para vivir, perder la vida para ganarla, salir de sí mismo para encontrarse.

No todos lo entienden. Se requiere sencillez, apertura de espíritu y, como Pedro, pedir ayuda a Cristo.

Quiero confiar en Ti, Señor, para estar seguro de que en Ti encontraré la plenitud y felicidad que tanto anhelo. Deseo esperar en Ti, estar cierto de que en Ti hallaré la fuerza para llegar hasta el final del camino, a pesar de todas las dificultades. Aumenta mi confianza para que esté convencido de que Tú nunca me dejarás si yo no me aparto de Ti.


  

ANEXO IV

“LAS OLAS” QUE NOS IMPIDEN COMPROMETERNOS

-          En el texto se hace referencia a lo que significa y no significa el compromiso cristiano: subraya tres  aspectos del texto con los que te identifiques por haberlo experimentado como dificultad para alcanzar un verdadero compromiso cristiano. Explícalo poniendo algún ejemplo.

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El núcleo de la vida cristiana es la fe en Cristo, y aunque la fe no es algo visible o palpable empíricamente, da sentido y una nueva visión de las cosas y de la propia vida. La fe proporciona a los cristianos la razón última y específica de todos sus compromisos (porque podría haber otras personas que realizaran esas mismas tareas, con otra motivación).
Al hablar de cristianos comprometidos ¿no sobraría el adjetivo? Se supone que el sustantivo “cristiano” lleva implícito un compromiso… El verdadero cristiano no sólo confiesa su fe, sino que la traduce en obras coherentes con los valores que profesa. Una fe sin obras podría ser una fe muerta, o una fe falsa.
Dicho esto, ¿qué es entonces el compromiso cristiano? No es el cumplimiento de unos preceptos, de unos ritos… Es la puesta en práctica de lo que dijo y vivió Jesús. La prueba de fuego consiste en actuar conforme al Evangelio y no reducir todo a pura moral, a buena conducta. Si no nos comprometemos con la justicia y nos solidarizamos con los pobres y oprimidos, no estamos siguiendo la doctrina de Jesús. Sería un error pensar que la historia de la salvación acontece al margen de la historia general de la humanidad.
El cristiano no debe recluirse en el mundo del espíritu, ni encerrarse en su intimidad. Dios nos hizo sus “colaboradores” en la obra de la Creación, y estamos especialmente llamados al cuidado y justa administración de los bienes de la Tierra, y a procurar que no se conviertan en ídolos desencadenantes de codicia y violencia entre los seres humanos.
Tampoco podemos adoptar ciertas costumbres y modos de pensar, porque “todo el mundo lo hace”. En lo fundamental, nos tocará muchas veces nadar ”contracorriente”, si queremos ser coherentes con nuestra fe. Jesús nos dijo que estábamos llamados a ser la sal del mundo (la que da sabor a “los guisos”). Pero, ¿de qué sirve la sal que se ha “adaptado”, que se ha vuelto insípida, y sabe como el resto de los “alimentos”?
El cristiano, si se queda de brazos cruzados ante las injusticias que se cometen en nuestra sociedad y en el mundo, sería corresponsable (o cómplice) de la violación del derecho a la vida y la libertad, con la injusta distribución de la riqueza… y de todos los atropellos que sufren muchos seres humanos. Tiene que actuar y hacer crítica a toda persona, institución y organización, del tipo que sea, que no respete esos derechos.
Y la jerarquía de la Iglesia tendrá que orientar a los católicos, cuando están en juego decisiones que contribuirán al reconocimiento de los derechos fundamentales y a la promoción del bien común. Y aunque en muchas ocasiones haya sido y seguirá siendo duramente criticada por ello, no debe callar por miedo a molestar o para evitar conflictos, pues su misión está principalmente con los pobres y oprimidos, procurando conseguir un mundo más humano y más justo. Esa es la doctrina de Jesús y lo que sus seguidores debemos intentar llevar a la práctica.
El compromiso cristiano no es una obligación impuesta desde fuera. Nace de nuestro interior y será algo que nos realiza humanamente y nos da felicidad. Bien entendida, no será una felicidad “al uso”, exenta de dificultades, sinónimo de “buena vida”. Toda felicidad auténticamente humana y cristiana tiene que ser solidaria, por eso muchas veces está tan próxima a la renuncia y al sacrificio, por amor a los demás.
La solidaridad, en ocasiones, aminora ciertas necesidades pero no las resuelve, porque ayudamos en momentos puntuales, como para acallar nuestra conciencia. Ser solidario es sobre todo, reconocer los derechos del otro y hacer posible que los ejercite. Cuando está lejos la justicia, se hace urgente la solidaridad, porque es lo único que permite a los pobres sobrevivir. Y aunque nos parezca demasiado tajante, no es algo opcional, sino obligatorio, pues toda persona tiene derecho a disfrutar de las condiciones que le hagan posible vivir con dignidad.
Y ahora que los modernos medios de comunicación nos están mostrando a diario muchos de esos dramas humanos, no tenemos ninguna excusa para ignorar lo que pasa en el mundo. A veces sentimos impotencia, no sabemos qué podemos hacer. Pero si por lo menos nos interpela e intentamos poner nuestro granito de arena para cambiar algo la situación, ya estamos en el buen camino.
El compromiso cristiano es un asunto de sinceridad, de honestidad, de verdad, para con Dios, los demás y nosotros mismos. Si queremos encontrarnos con Dios, salgamos en busca del hermano y tropezaremos con Él.
Para concretar el compromiso personal en la vida diaria, debemos encarnar el mensaje de Jesús en nuestras circunstancias actuales y ver cuáles son sus exigencias (en la familia, en el trabajo, en las relaciones sociales, en nuestros deberes como ciudadanos…). No es necesario hacer cosas extraordinarias, sino actuar con coherencia, sencillez y grandeza de corazón. Alguien dijo una vez: “No hables demasiado de las cosas grandes, déjalas crecer en ti”.
El estilo de vida del “cristiano comprometido” lo marca el Evangelio. Lo central será vivir motivados por el amor, el servicio y la oración. Esta última nos permitirá reconocer a Dios en todas las personas y en las cosas, y a buscar su voluntad en cada acontecimiento de nuestra vida.
Pidamos al Señor luz y valentía para descubrir nuestra labor en cada situación. Que seamos constructores de paz y transmisores de esperanza allá dónde nos encontremos.
* María Isabel Montiel es Salesiana Cooperadora y profesora de E. Primaria.

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 “LAS OLAS” QUE NOS IMPIDEN COMPROMETERNOS


Ponencia de Luis Aranguren (responsable del programa de voluntariado de Cáritas) de la que hacemos un breve resumen:

Comenzamos situándonos para descubrir que el compromiso no es una opción, ¡ya estamos comprometidos! (Mounier), la realidad nos compromete queramos o no.
Continuamos analizando los obstáculos que se presentan en la sociedad actual para vivir el compromiso:
§         La ideología de lo inevitable: ¡no se puede hacer nada!, lo que hacen los voluntarios no vale para nada porque los resultados son mínimos, el mundo es así, no hay nada que hacer.
§         La ideología de la seguridad: ¡lo que hace falta es pan, seguridad, trabajo!. Los “valores” son para entretener, lo que vale es lo que se puede contabilizar.
§         La ideología del parche: el voluntariado es un parche que se pone cuando el estado o el sistema no llega (ataca los síntomas pero no llega a las causas). De este modo nos quedamos con la conciencia tranquila “somos buena gente”. “Cuando los proyectos no están al servicio de los procesos de la gente son tiritas”.
§         Vivencia del compromiso como “liderazgo”, hay que innovar, hay que fundar lo que sea, tenemos que estar a la cabeza.
§         Vivencia del compromiso como “militancia”, de modo que se renuncia a la propia persona (todo por la causa, nada para mí), planteamos una vida “heroica” del “todo o nada”.
Frente a estas dificultades a la hora de vivir el compromiso planteamos la opción de vivir el compromiso como “servicio”:
§         Para servir hay que servir (valer), saber analizar la realidad, tocarla, conocerse a sÍ mismo.
§         Para servir hay que hacerlo con otros. Ninguno somos propietarios del compromiso, estamos todos comprometidos. No se trata de dar pedradas cada uno por su lado sino de construir entre todos un  mosaico.
§         Para servir hay que despegarse de lo propio. Saber tomar distancia de las propias obras y saber que en el servicio no hay nada mío.


ANEXO V
DECÁLOGO DEL COMPROMISO MODESTO Y SIGNIFICATIVO
-       Comprometerse es pensar y vivir de otro modo
              (ser sal en la tierra…)
-         Comprometerse es integrarse en una acción organizada (difícilmente por libre…)
-         Comprometerse  es sentirse portador de realidades inéditas (debemos actualizar nuestro mensaje para que siempre parezca nuevo…)
-         Comprometerse  es cargar la voluntad de acción y viceversa (no vale con tener voluntad de hacer sino hacer…)
-         Comprometerse es pisar a fondo la tierra de los excluidos   (los débiles, los que les falta lo mínimo para vivir…)
-         Comprometerse es creer en la lentitud de los procesos         (sin prisas pero sin pausa)
-         Comprometerse es vivir la rebeldía como valor en desuso (rebelarse frente a lo establecido…)
-         Comprometerse es tener los ojos abiertos y los oídos atentos (con la Biblia en una mano y el periódico en la otra)
-         Comprometerse es saber contar con los límites propios y comunitarios                                                                      (reconocer las propias limitaciones y las de la comunidad)
-         Comprometerse es creer en lo que hacemos                       (confiar en que podemos conseguirlo)

  
ANEXO VI

CUESTIONARIO-COMPROMISO

1.    ¿Qué valores, carismas, características mías puedo poner al servicio de la parroquia?
2.    ¿Cuál de los ámbitos de actuación me va más?
3.    ¿Me encuentro ahora colaborando en alguno de los grupos? ¿Cuál?
4.    ¿Qué dificultades me encuentro para comprometerme este curso?
5.    ¿Puedo disponer de algún tiempo para la parroquia? ¿Cuánto a la semana?
6.    ¿En qué área, en qué grupo me voy a comprometer a trabajar este año?
















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